En diciembre de 2017 descubrí su emplazamiento en la calle Piyer Loti Caddesi nº 23, pero no conseguí entrar porque estaba cerrada. Pregunté en un hotel enfrente si había alguna manera de acceder al lugar pero me informaron que estaba en restauración desde 2010 y que abriría sus puertas en unos meses.
En diciembre de 2018 volví otra vez y esta vez ya estaba abierta. Se encuentra en el centro de una pequeña plaza muy agradable, debajo de un enorme cubo de cristal y metal bastante feo, construido a propósito para albergar la cisterna. Se baja por unas escaleras pero hay también ascensor.
No es tan grande como la Cisterna de Binbirdirek, ni mucho menos como la Cisterna Basilica, pero, aun así, ocupa un área de 1125 metros cuadrados. El techo está dividido en pequeñas cupulitas de ladrillo, sostenidas por 32 columnas de mármol blanco de unos 9 metros de altura cada una, en cuatro filas de ocho columnas cada una. Todos los capiteles son de estilo corintio. En el fondo hay agua pero se puede visitar caminando por una pasarela.
Se utiliza principalmente como sala de exposiciones. En diciembre de 2018 había una exposición del artista turco Süleyman Saim Tekcan titulada Atlar, Hatlar ve Süleymannâme, compuesta de grabados y esculturas de caballos con caligrafía otomana. En marzo de 2020 estuve otra vez y esta vez se exponía un reportaje fotográfico muy interesante.
Está abierta todos los días de 9 am a 7 pm.
Las dos veces que la visité la entrada era gratuita. En cambio, ahora hay que comprar billete; si se es extranjero se paga bastante más que si se es ciudadano turco.