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MURALLAS DE GALATA

En la parte norte del Cuerno de Oro, casi en el punto donde se junta con el Estrecho del Bósforo, se encuentra Galata (o Karaköy), el antiguo barrio que fue colonia genovesa en los últimos siglos del Imperio Bizantino. 

Entre el Puente de Galata y el Puente de Atatürk hay actualmente otro puente muy moderno en medio del cual pasa y para la línea de metro M2. La parada se llama Haliç. A cada lado del metro el puente es peatonal, con unas vistas impresionantes de la ciudad. Tras parar en Haliç, se sale a un parque en el que se pueden ver restos de las Murallas de Galata. No queda mucho, ni allí, ni en ninguna otra parte del barrio (a excepción de la Torre de Galata que está prácticamente intacta) pero uno se puede hacer todavía una idea de cómo debieron ser las imponentes defensas por la parte interior. Visité estos pequeños restos la mañana del 23 de diciembre de 2018.

Después de la conquista de Constantinopla por los Cruzados en 1204, los genoveses se establecieron en Galata, al otro lado del Cuerno de Oro. Tras la reconquista bizantina de la ciudad en 1261, los genoveses apoyaron a los bizantinos, lo cual les valió un trato preferente y el derecho a permanecer allí. De 1303 a 1352 construyeron unas murallas de unos dos  metros de ancho que defendían toda el perímetro de su colonia, desde el Cuerno de Oro hasta el Bósforo, todo ello rodeado de un foso.

Tras la conquista turca de Constantinopla, los turcos respetaron Galata porque se había mantenido neutral. Aun así, el sultán mandó demoler algunas partes de las murallas y ocupar la Torre de Galata. Finalmente, durante la segunda mitad del siglo XIX, las Murallas de Galata fueron demolidas casi en su totalidad.