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IMPRESCINDIBLE **
MUY INTERESANTE *
INTERESANTE (sin asterisco)



CUERNO DE ORO **

El día 25 de diciembre de 2013 visité el Cuerno de Oro en ferry por primera vez. 

Cogí el tranvía T1 hasta Eminönü y, una vez allí, pensé que sería muy fácil encontrar el muelle de donde salían los ferries hacia el Cuerno de Oro. Ya había indagado previamente dónde estaba y todo parecía muy sencillo. Pero no fue así. La caseta de madera donde estaba el muelle (el Eminönü Haliç İskelesiera bastante pequeña y estaba medio escondida. Para llegar a ella hay que andar al lado del Cuerno de Oro, por el lado oeste de la Plaza de Eminönü, pasando un muelle llamado Eminönü Gezi İskelesi de donde salen muchos ferries de la compañía privada TurYol. Tuve que seguir más hacia el oeste en dirección al edificio de la İstanbul Ticaret Üniversitesi sin llegar a ella y, a unos 100 metros estaba la caseta de los ferries oficiales Şehir Hatları. La línea de ferry se llama Haliç Hattı

Me confundí y fui por la carretera en lugar de al lado del Cuerno de Oro. Ya era la hora de salir cuando llegué pero, gracias a la amabilidad y a la flexibilidad turca, me dejaron entrar tras haber pasado la IstanbulKart por la máquina correspondiente. Me costó sólo 3 liras turcas la ida y otras 3 la vuelta.

De todas mis experiencias a lo largo de mis viajes a Estambul, ésta la considero como una de las más destacables, lo cual no es cualquier cosa. Pensaba que, después de ver la ciudad desde el Bósforo, desde la colina de Eyüp, desde las murallas terrestres ... nada ya podría mejorar lo anterior. Estaba equivocado. Ver la ciudad desde aquí ofrece una visión diferente de la ciudad pero igualmente bella.

La ida duró unos 35 minutos y la vuelta otros 35, es decir todo el trayecto dura algo más de una hora.

Salimos a las 7:50 am. La mañana era muy fresca y soleada pero había algo de bruma, lo cual todavía añadía más magia a todo el horizonte.

Las vistas de la ciudad antigua son espectaculares. Aparte de Topkapi, Santa Sofia, la Mezquita de Suleyman y todo lo demás, pude ver claramente desde allí la distribución de las distintas colinas de la ciudad, sobre las cuales se asienta la ciudad actual y también la ciudad otomana y la bizantina. Tras pasar por debajo del Puente de Atatürk (Unkapani) me impactó la vista del Acueducto de Valente uniendo la tercera y la cuarta colina, y la recién restaurada Iglesia del Pantocrátor sobresaliendo por encima de los demás edificios de la Cuarta Colina. Reflexioné que eso sería lo que verían más o menos los viajeros medievales que entraran a Constantinopla en barco por el Cuerno de Oro.

La primera parada fue Kasımpaşa, en la orilla opuesta. En este lugar hay un complejo de edificios que corresponden a los astilleros de Tershane, el Arsenal Naval del Cuerno de Oro, ahora abandonado. A la izquierda del muelle, casi tocando el agua, hay un bonito palacio en obras que no sé si corresponde a uno de los pabellones del antiguo Palacio Imperial de Aynali Kavak Kasri o tiene algo que ver con los antiguos astilleros.

Seguimos navegando y pude ver a mi izquierda el barrio del Fener, con el enorme Instituto Griego de ladrillo rojo al fondo y, casi al lado del mar, la Iglesia de San Esteban de los Búlgaros, en obras. Además de ello, se tiene una vista única del barrio de Balat y de la maravillosa Mezquita de Selim en la cumbre de la quinta colina. 

La siguiente parada fue Ayvansaray, al lado de las murallas, justo en el punto donde se juntan las murallas del Cuerno de Oro con las murallas terrestres, y la última parada fue Eyüp, a las 8:25 am. Al llegar a este punto salí del barco y de la caseta de madera que había allí, volví a entrar y a pasar la IstanbulKart y regresé al ferry. A las 8:30 am, unos 5 minutos después, partíamos para Eminönü.

El viaje de vuelta fue tan interesante como la ida. Llegamos al muelle de Eminönü a las 9:05 am.

Si no hubiera sido porque quería hacer más cosas esa mañana, no me habría importado volver a empezar de nuevo. 

En mis siguientes travesías por el Cuerno de Oro, la compañía de ferries Şehir Hatları ha suspendido la parada de Eminönü. Es decir, actualmente el ferry para al otro lado del estuario, en Karaköy.



El 27 de diciembre de 2017, por la tarde, después de haber pasado el día en la parte asiática de Estambul, primero en Kadıköy y después en Üsküdar, decidí terminar la jornada navegando en el ferry del Cuerno de Oro, el Haliç Hattı de la compañía Şehir Hatları. Cogí el ferry en el Puerto de Üsküdar, cruzamos el Bósforo, entramos al Cuerno de Oro y lo recorrimos hasta llegar a Ayvansaray. Aunque lo que vi fue parecido a la primera vez, la experiencia del atardecer es totalmente diferente a la de la mañana.



El 25 de diciembre de 2018, tras visitar el Patriarcado Ortodoxo Griego en el barrio del Fener, crucé el Cuerno de Oro parando en Kasımpaşa. Tras visitar una de las mezquitas del arquitecto Sinan, la Mezquita de Piyale Paşa, volví a coger el ferry del Cuerno de Oro hasta llegar a Üsküdar. El día estaba nublado y hacía frío pero, de nuevo, la experiencia fue inolvidable.



El 8 marzo de 2020, volví a recorrer el Cuerno de Oro a comienzo de la tarde, desde Eyüp hasta Karaköy. El tiempo era fresco pero primaveral. Fue un verdadero placer. 



Y también realicé el mismo recorrido el 26 de diciembre de 2022. 

Esta vez conocí a un pakistaní muy buena persona y muy agradable. Estuvimos hablando de las maravillas de Estambul y le aconsejé que fuera a ver la Mezquita de Süleyman. Le señalé con el dedo dónde estaba y, en eso, un turco que estaba cerca, irrumpió y me dijo que allí no estaba la Mezquita de Süleyman sino enfrente de Santa Sofia. Le contesté que no, que estaba equivocado, que se estaba refiriendo a la Mezquita Azul, la Mezquita del Sultán Ahmet. Entonces, mi amigo pakistaní le preguntó muy astutamente: "Y, entonces, ¿cómo se llama esa mezquita?". Muy enfadado dijo: "No lo sé, pero esa no es la de Süleyman. La de Suleyman está enfrente de Santa Sofia", y se fue. 

Me quedé perplejo ante tanta obstinación y tanto amor propio; si hay algo que tengo claro es dónde se sitúan las mezquitas principales de Estambul. 

Afortunadamente, mi amigo me agradeció toda la información y subrayó que iría a ver la Mezquita de Süleyman, al lugar donde yo le había dicho que estaba.