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MEZQUITA DE MOLLA ZEYREK (MONASTERIO DE CRISTO PANTOCRÁTOR) *

La Mezquita de Molla Zeyrek está situada en el antiguo Monasterio de Cristo Pantocrátor, el panteón de la dinastía de los Comnenos y de varios miembros de la última dinastía imperial de los Paleólogos. 

Se compone de tres iglesias: la iglesia sur construida por la emperatriz Irene, esposa de Juan II Comneno,  la iglesia norte construida por éste, y el mausoleo, que es la tercera iglesia, y que une las otras dos. El panteón se encontraba en el mausoleo. Es, después de Santa Sofia, la iglesia bizantina conocida más grande de Constantinopla. 


Durante la época de dominio latino (1204 a 1261), perteneció a los venecianos. Probablemente la Pala d'Oro de la Catedral de San Marcos proviene de aquí. Los venecianos trasladaron a esta iglesia la reliquia más famosa de Constantinopla, el icono de la Virgen Hodegetria, que se suponía que era un retrato fidedigno de la Virgen María pintado por San Lucas. Tras la reconquista de Constantinopla por el emperador Miguel VIII en 1261, este icono volvería a su lugar de origen, el Monasterio de la Panaghia Hodegetria.

Durante los últimos siglos del Imperio Bizantino seguiría siendo un monasterio e iglesia de gran importancia. 

Los turcos la convirtieron en la Mezquita de Molla Zeyrek.

Mi primera visita fue en marzo de 2013. Para llegar allí cogí el autobús 336E desde Eminönü. Me dejó en la primera parada de la Avenida Atatürk.  Callejeando desde el bulevar Atatürk fui subiendo la cuarta colina hasta llegar al final de la calle Yeni Akil. Eran las 5:15 pm, es decir, todavía estaba a tiempo de ver la mezquita-iglesia por dentro porque la oración empezaba a las 5:58. Desgraciadamente estaba totalmente cerrada por obras. Lo había leído pero tenía la esperanza de encontrarla abierta a pesar de todo. No fue así. Y además no pude ver nada por fuera porque estaba cubierta por grandes carteles y placas de madera. Sólo se veía un poco la cúpula.

Aunque no está en la cumbre de la colina, está bastante alta y hay un mirador con buenas vistas del Cuerno de Oro y de la Mezquita de Suleyman. En ese mirador hay un café que estaba cerrado.

Mi segunda visita fue en diciembre de 2013. Al punto de la mañana, en un día frío pero muy soleado, cogí uno de los muchos autobuses que recorren la importante Avenida Atatürk. Paré en Muze y subí la Cuarta Colina. Visité primero la Mezquita de Eski Imaret y después, siguiendo las calles Haydar e Ibadethane, en unos minutos ya había llegado a la parte suroeste de la Mezquita-Iglesia. Al igual que en mi anterior visita todo ello seguía más o menos cubierto de andamios y lonas, por lo cual se podía ver muy poco, sólo la parte más alta y las cúpulas ya restauradas. 

Di la vuelta al edificio y tuve una de las grandes sorpresas de este viaje: la mayor parte de la zona este estaba sin andamios, ni lonas ni carteles ni nada. Toda la iglesia norte, la construida por Juan II Comneno, y el mausoleo o tercera iglesia, que une la iglesia norte con la iglesia sur, se podían ver sin nada que me lo impidiera. Todavía estaba cubierta la parte inferior de la iglesia sur, la construida por la emperatriz Irene, pero no me imaginaba ver todo lo que vi. Sabía que era impresionante pero me pareció todavía mejor de lo esperado. Además, el día tan soleado provocaba un efecto deslumbrante en los ladrillos de los dos ábsides restaurados y en todas las cúpulas. Me quedé un rato como extasiado contemplándola. 

Comprobé si la iglesia estaba abierta pero estaba bien cerrada, como ya suponía. 

Unas semanas antes de viajar a Estambul había escrito a la Dirección General de Fundaciones Religiosas (Vakiflar Bölge Müdürlüğü), el organismo que se encarga de su restauración; como era de esperar no recibí respuesta. Entonces se me ocurrió contactar con el profesor Robert Ousterhaut,  catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Pennsylvania, uno de los grandes expertos mundiales en arte bizantino y principal responsable, durante varios años, de restaurar la iglesia. Le sorprendió mucho saber que el edificio estaba siendo restaurado porque él había supervisado su restauración de 1997 a 2005 y había dado entonces las obras por terminadas; ¿qué se estaba restaurando ahora? Le pregunté si había alguna manera de acceder a ella y me contestó que, en el pasado, había que ir al bonito restaurante que hay enfrente (se llama Zeyrek Hane y tiene un mirador hacia el Cuerno de Oro) y preguntar dónde está la llave y/o el encargado de la mezquita-iglesia. Así lo hice. No estaba todavía abierto pero había gente dentro. Me abrieron y les pregunté. Me contestaron que Molla Zeyrek estaba cerrada y que no se podía entrar porque estaba en proceso de restauración. 

Paseé por el mirador, hice unas cuantas fotos y volví a la mezquita-iglesia. 

Había muy poca gente por allí; sólo, de vez en cuando, aparecía alguien que se dirigía al Centro de Salud que hay enfrente de la puerta principal. También vi a tres obreros que debían de trabajar en la restauración. Pensé en preguntarles si podían dejarme entrar pero tuve la seguridad de que no me dejarían ya que toda la parte en restauración estaba vallada. 

El 25 diciembre de 2017 regresé otra vez hacia las 3:30 pm. Ya no había andamios ni lonas; solamente alguna valla de acero. Di la vuelta al edificio y no me gustó mucho como habían restaurado las paredes de la iglesia sur (o quizás ya estaban así antes). Así como en las otras dos iglesias se veía el ladrillo y la piedra,  aquélla estaba toda encalada. 

Se entra por la iglesia norte. Esta vez la puerta estaba abierta por lo que, finalmente, pude entrar. 

Me había hecho una idea diferente. Por dentro es bastante simple. Se nota que fue construida de forma muy sólida, con grandes columnas y arcos; además es muy amplia, como era de esperar. Sin embargo no queda nada de la decoración bizantina original. En su lugar hay unas paredes y unas bóvedas muy insípidas y frías, que no dicen nada. Y el precioso suelo de mármol meticulosamente entrelazado por grandes artesanos bizantinos con círculos y otros diseños, está totalmente cubierto por una enorme alfombra roja por lo que es imposible ver lo que hay debajo.

La nave sur, la de la emperatriz Irene, es la más grande y, por eso, es la que se utiliza propiamente como mezquita. Tiene un bonito mimbar o púlpito con un pequeño baldaquín; se construyó en parte con piezas de mármol provenientes de las ruinas de la antiquísima Iglesia de San Polieucto.

Había un imán presidiendo la oración junto con unos pocos asistentes. Poco después de llegar yo, terminó la oración. Habría querido hablar con él e intentar convencerlo para que me enseñara el suelo. Sin embargo no lo hice porque había un niño pequeño por allí que debía ser su hijo; el imán parecía enfadado con él y con ganas de cerrar e irse, por lo cual decidí marcharme aunque con el propósito de regresar y volver a intentarlo en el futuro.